Fernando Remacha

“A los 125 años de su nacimiento”
Filmófono como “Don Quintín el Amargao” (1935). En esos años compone la Suite para Orquesta de cuerda (1931) y el Cuarteto para cuerda y piano, por el que recibe su primer Premio Nacional de Música en 1932.

En su estilo hay influencias de Stravinsky, Falla y Malipiero, pero alejándose del nacionalismo superficial. Sólo en contadas ocasiones recurre al folklorismo. Su estética general es neoclásica, pero a su estilo.

Respeta las formas clásicas, pero están llenas de elementos modernos y de recursos que dan mayor expresividad, rozando el expresionismo alemán. No busca un resultado necesariamente bello, sino más bien utiliza la música como cauce de su propia expresión.

A causa de la Guerra Civil (1936-39) se encarga de la ferretería familiar en Tudela, lo que se conoce como “exilio interior”. Su producción decrece pero no pierde el interés, ya que desde a través de la radio conoce las nuevas vanguardias que circulaban fuera de España.

Allí compondrá tanto obras de gran peso como otras de menores dimensiones y ambiente intimista y dulce, alejado de su estilo anterior. En 1980 recibe su tercer Premio Nacional de Música.

EL PROYECTO

Aún hay desconocimiento sobre el repertorio de un autor que por su obra y sus numerosos reconocimientos (Tres veces Premio Nacional de Música 1932, 1938, 1980), es uno de los principales músicos españoles del s. XX y el mejor navarro. También es importante su labor pedagógica, poniendo en marcha el Conservatorio “Pablo Sarasate” en 1957, centro de enseñanza musical de referencia.

Tímido y cercano, serio pero con gran sentido del humor como buen tudelano, pero a la vez exigente. Hoy en día, su amplio, variado y heterógeneo repertorio se interpreta ocasionalmente y de manera fragmentada, lo que favorece a su obra, una de las más importantes en España del s. XX.

Por eso, Sinfonía Navarra quiere ubicarlo en el lugar que le corresponde a través de un concierto monográfico, cuando se cumplen 125 años de su nacimiento (15 de diciembre).

Y lo hace recordando, entre otras, algunas de sus obras más queridas que tienen relación con su tierra, Tudela y Navarra, como los Gozos a Santa Ana sobre el original de Joaquín Gaztambide y el Baile de la Era, adaptación para orquesta de este baile tan popular.

Una forma de destacar este repertorio a través de la orquesta Sinfonía Navarra, la Coral de Cámara de Pamplona, acompañado de una puesta en valor del repertorio a través del musicólogo Luis M.ª San Martín Urabayen, profesor de Historia de la Música del Conservatorio Profesional de Música “Pablo Sarasate” de Pamplona.