Fernando Remacha
En su estilo hay influencias de Stravinsky, Falla y Malipiero, pero alejándose del nacionalismo superficial. Sólo en contadas ocasiones recurre al folklorismo. Su estética general es neoclásica, pero a su estilo.
Respeta las formas clásicas, pero están llenas de elementos modernos y de recursos que dan mayor expresividad, rozando el expresionismo alemán. No busca un resultado necesariamente bello, sino más bien utiliza la música como cauce de su propia expresión.
A causa de la Guerra Civil (1936-39) se encarga de la ferretería familiar en Tudela, lo que se conoce como “exilio interior”. Su producción decrece pero no pierde el interés, ya que desde a través de la radio conoce las nuevas vanguardias que circulaban fuera de España.
Allí compondrá tanto obras de gran peso como otras de menores dimensiones y ambiente intimista y dulce, alejado de su estilo anterior. En 1980 recibe su tercer Premio Nacional de Música.
EL PROYECTO
Tímido y cercano, serio pero con gran sentido del humor como buen tudelano, pero a la vez exigente. Hoy en día, su amplio, variado y heterógeneo repertorio se interpreta ocasionalmente y de manera fragmentada, lo que favorece a su obra, una de las más importantes en España del s. XX.
Y lo hace recordando, entre otras, algunas de sus obras más queridas que tienen relación con su tierra, Tudela y Navarra, como los Gozos a Santa Ana sobre el original de Joaquín Gaztambide y el Baile de la Era, adaptación para orquesta de este baile tan popular.
Una forma de destacar este repertorio a través de la orquesta Sinfonía Navarra, la Coral de Cámara de Pamplona, acompañado de una puesta en valor del repertorio a través del musicólogo Luis M.ª San Martín Urabayen, profesor de Historia de la Música del Conservatorio Profesional de Música “Pablo Sarasate” de Pamplona.